domingo, 24 de enero de 2010

Traición 2x04

04 - Tu vida.
John, Burko y Derek se acercaron a una sala en la que salian gritos. Ahí estaba, Dave con una bala en el pecho y el jefe de la base gritando por el walkie talkie.
El jefe se giró y al ver a los demás, les dijo:
- Eh, apartaros. Alguien aprovechó el apagón y lo disparó. Esperemos a los médicos.
- Está muerto - Informó Derek en estado de shock.
- No aprovechó el apagón, el asesino lo provocó - Dijo Burko.
Damm, el director de aquella base hizo como si escuchase llover. Los hizo fuera. Entraron médicos. Nadie quería estar ahí sufriendo, así que se fueron a dar una vuelta por el recinto.
Salieron a un patio que envolvía la base y ahí vieron a Ark. Ark estaba en la puerta, herido y manchado de barro. Derek quiso acercarse a él para preguntarle que hacía ahí pero varios militares le cogieron. E ignorandolos, lo llevaron al interior del recinto, a una sala en la que no les dejaban entrar a los demás.

El grupo de amigos entraron al recinto, a una sala blanca en la que había el pasillo que daba a varias habitaciones que se utilizaban para poner heridos y curarlos, unas salas parecidas a las de un hospital. También había el despacho del Damm. Entre estos compartimientos estaba la habitación de Dave. Estaba. Una doctora salió de la habitación y sin decir nada, puso mala cara y movió la cara diciendo que no. Derek se ponía rojo mientras que John empezaba a llorar. En ese momento, Burko salió del despacho y los vió a todos llorar, y a la doctora se fue. Burko se acercó a ellos y se sentó entre John y Derek. Su mano en la espalda no significó nada, no se calmaron. Así que procedió a explicarles una batallita:
- Se llamaba Geiny - Suspiró y esperó a que los chicos le escuchasen. - Era un gran colega. Él y yo nos conocíamos desde la facultad. Íbamos a dedicarnos de lo mismo, y así lo hicimos. Y en 2009, cuándo fuimos a Palestina... Perdió la vida. Era un gran compañero para mí. Lo era todo. Y en cuatro míseros segundos, por mi culpa, murió.
Todos callaron. Habían dejado de llorar y poco a poco, a lo largo de los días, pudieron olvidarlo.

Había pasado poco más de cuatro semanas de la muerte de Dave. Ya nadie lloraba por él. Burko, dos días después del fallecimiento de Dave les había informado de que iban a ir a la guerra. Que ya habían preparado todo el pelotón. No tenían voto de negación, así que los cuatro; Abel, John, Derek y Adrian empezaron a entrenar.
Eran las siete de la tarde. Habían acabado las horas de entrenamiento, ahora debían ir al comedor a cenar y luego, tras preparar la maleta, ir al frente a combatir.
Derek fue a las duchas junto con John. Estaban solos, nadie más iba a ducharse puesto que habían acabado muy tarde aquél día.
- ¿Qué "deseo" pedirás? - Dijo John.
- ¿"Deseo"? - Preguntó Derek. Segundos después, entendió a que se refería y habló -. Pues no sé, la verdad. A ver si exsiste alguna operación para ayudar a recordar a Abel. Aunque no sé - Calló un momento -. ¿Y tú?
- Mucha pasta.
Ambos se rieron un buen rato. Luego volvió a preguntar:
- En serio. ¿Qué es lo que te interesa? No te conozco muy bien por así decirlo, así que dime.
- La verdad es que no lo he pensado, en serio. Aunque lo de la pasta... Tampoco es que no me interese. Es lo que pediré si no tengo nada mejor pensado.
- Ah...
- ¿Y Adrian?
- ¿"El santo"? - John rió y luego, Derek añadió -. No lo sé.
- A propositó, el también necesita una cura. Piensa en él.
- ¿A qué te refieres?
- Ahora es un santo.
- Bah, ni que fuese una enfermedad - John puso una cara dudosa -. Ah, ya entiendo... Te ha llegado el rumor de la bala que le penetró en la sien, ¿Verdad?
- Sí.
- Eso es mentira. En el momento que tuvo un pie en el otro barrio pensó en los colegas que tenía antes de nosotros, y por eso quiere ser bueno, sólo le importan ellos.
- Pues vaya tontería.
- Bueno, el caso es que creo que hay una chica de por medio...
- Ah, entiendo... - Callaron -. Lo que hace el amor...
Ese comentario no le gustó a Derek. Entonces John, al ver como actuó Derek le dijo:
- Venga, vamos que sino no habrá comida para nosotros. Que el gordo de Tho come mucho.
Derek rió y mientras cogía la toaya añadió:
- Todavía no entiendo porque le abreviáis tanto el nombre.
Ambos salieron de la ducha.

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