miércoles, 20 de enero de 2010

Traición 2x05

05 - Guerra.
John no quiso decirle nada, pero aparte de cambiar Ark, Derek también había cambiado. Parecía un cambio de personalidades. Pero se lo calló.
Ya habían recogido todo, y sobraban 5 minutos. Pero no estaba ni Ark ni Abel. Mientras algunos del pelotón iban bajando las maletas cerca del vehículo que les llevaría al aeropuerto, ellos quisieron buscar a Ark y Abel. Fueron a la biblioteca y ahí estaba, junto la multitud de enginieros estaba Ark.
- Ark, corre, ven, que en quince minutos nos vamos.
- Que soy Adrian... - Contestó sin prestar atención, enganchado al ordenador.
- Pues eso, Adrian.
- Ya voy, id preparándome la maleta por favor.
- Ts... Vaya suerte tienes al tenernos, cabrón - Dijo John.
Ambos fueron a la habitación a acabar de hacer la maleta de Adrian. Minutos después llegó Ark y acabó de hacer la maleta. Era hora de irse. Bajaron los tres a un vehiculo. El conductor se giró y les preguntó:
- ¿Sólo tres?
- Nos falta uno... No sabemos donde está. Y falta nuestro capitán, Burko - Respondió Ark.
- Pues yo tengo la orden de arrancar a en punto, así que ya sabrán.
El coche, cuando pasaba un minuto de la hora prevista, arrancó. Ni Burko ni Abel subieron. Entonces, al llegar al aeropuerto, mientras subían las escaleras hacía un caza, John le cogió del brazo a Derek y dijo:
- Creo... Creo que deberías hacerlo por ella, Matilda.
Derek no tuvo que pensar mucho para entender que se refería al "deseo" que les prometieron. Entonces contestó:
- Para nada, era una traidora.
- Pero-- - Estaba pronunciando John cuando respondió Derek:
- Ni peros ni perras. Ella dudó en un último momento de dispararme o no, así que paso. Si vive, felicidades. Pero que conste que no soltaré pasta para ayudarle.
- No la soltarás tú...
- Lo sé. Gastaré un deseo que es bastante mejor.
John calló. En ese momento, Derek se giró y continuó.

En dos horas tenía que irse todo el pelotón. Abel había acabado la última hora de trabajo del día, y cuando iba a irse, vio que Jhon y Derek iban a las duchas. Entonces, pensó en ir con ellos para charlar, pero su grito se mezcló con las voces de la multitud. Entonces, al ver que no le habían escuchado decidió ir a ellos. Llegó al vestuario, ellos estaban en las duchas charlando. Y en ese momento, al escuchar su nombre en la conversa, decidió quedarse ahí callado, sin decirle nada. Escuchó que deseo iba a pedir Derek y intuyó que alguien que intentase manipularle, no haría eso por él. Entonces, se quedó escondido en un váter pensando. Nadie lo vió puesto que cerró la puerta. El tiempo pasó y él seguía ahí, sin comer ni preparar la maleta. Luego, decidido, fue al despacho. Entró sin llamar a la puerta y le dió un buen golpe para cerrarla, aunque la parte de hierro de la puerta resbaló y la dejó abierta con un pequeño agujero. Y entonces se puso a hablar:
- ¿De qué vas? Eh... ¡¿De qué?!
- A ver, no grites. Siéntate y habla con tranquilidad, ¿Cuál es tu problema? - Dijo el director Damm.
- ¡¿Mi problema?! Ninguno, excepto la memoria. Pero el problema importante aquí es el tuyo. ¿Quién te crees que eres para mentirme sobre mi vida y eso?
Damm puso cara de sorprendido y le dijo:
- Mira, te lo explico.
- Pero antes, deniega el envío de este pelotón. Me daba igual este movimiento suicida, pero ya no. Ellos son mis amigos.
- Pero... No es un ataque suicida. Además, no son tus compañeros.
- Sí lo es. Ir a la frontera a luchar un mísero pelotón de veinte personas lo es, tu mismo me lo dijiste.
- Tu ya escogiste... Tu deseo está usado. No hay marcha atrás.
- ¿Deseo? Eso es mentira, nadie cumplirá su deseo, nadie sobrevivirá.
- Sea como sea, no puedo retrasar el despegue.
- No quiero que lo retrases, quiero que nunca se haga.
- No lo querrás al ver tu historía real.
- Quiero verla y ya opinaré. De mientras suspende el movimiento.
- ¿No lo entiendes--?
- Venga, corre, ¡Hazlo! - Dijo Abel mientras le cogía del cuello.
Damm se apartó y se sotó de la mano de Abel, entonces informó:
- Tengo tu expediente real aquí, y ahora aviso a las unidades...
Abrió un cajón de la mesa y en un movimiento increible, le disparó.

Entró Burko al oír un disparo. Lo escuchó con suerte, porque todas las salas del pasillo estaban insonorizadas puesto que muchos heridos se quejaban y gemían de dolor.
Entró al despacho y vio a Abel con una bala entre ceja y ceja. Entonces, sin mirar a Damm sacó la pistola y la cargó. Apuntó a Damm mientras que le informaba:
- Burko... No seas tonto, no eres capaz.
- Lleva silenciador, no hay problema en que la gente se entere.
- Pero no lo harás, lo sabemos.
- ¿Qué no? Soy igual de capaz de disparar a alguien que tú.
- Tu eres muy inocente, jamás--
Una bala impactó en el hombro izquierdo de Damm. Entonces, antes de que gritase, Burko cerró la puerta y lo volvió a apuntar.
- ¿Porqué lo hiciste?¿No tenías suficiente con lo de Dave?
- Lo de Dave ya es agua pasada. Ya te lo aclaré entonces, en este mismo lugar.
- Ah, ya veo. Por intentar decir que tu le engañabas a Abel... Entonces, ¿Porque matas a Abel? No hacía falta acabar con ambos.
- No lo entiendes... Alexander sería la mejor arma de guerra, ira es lo único que siente.
- Sentía.
- Eso.
- Responde.
- Creyó que le había engañado. Pero tu me guardarás este secreto, ¿Verdad?
- Guardame tú este.
Burko le disparó en la sien. Y pasó toda la noche limpiando la sala y transportando el cadáver hasta el río.

Había acabado el entrenamiento y Ark salió disparado hacía la biblioteca. Echó a un chico del ordenador y se puso él. Al ver ese gesto, se arrepintió. No quería ser el chico que era antes, quería ser alguien nuevo. Y ser libre. Ese deseo quería pedir, poderse ir a casa.
Se puso en el messenger a hablar un largo rato, hasta que a menos cuarto, llegaron sus compañeros y le avisaron de que debía hacer la maleta ya. Él les pidió que fuesen empezando, y se quedó un rato más.Todo por decirle adios a la chica con la que tenía una hija y con la que iba a irse a vivir cuando acabase la guerra en el lugar que le habían destinado.

Los últimos mensajes que escribió fue "Adios Ada" y "Adios Anastasia".

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