sábado, 20 de marzo de 2010

Yo 1x01

Yo 1x01 - Yo.

Hay aire frío. Trato de abrir los ojos, escuchar, respirar, hablar y moverme.
- Ah...
Mi primer aullido.
He conseguido utilizar los cinco sentidos. Suspiro. Abandono mi forma en horizontal doblando mi pierna izquierda. Apoyo mis brazos en ella y me levanto balanceandome hacía delante. Estoy depie.

Miro mi alrededor, estoy rodeado de ruinas. Hay cuatro chicas a lo lejos. Una de ellas me ve, dice algo y me aseñala.
Me muevo hacía detrás de una pared. Por una minúscula brecha que hay en el muro, miro a las chicas. Están mirando la zona en la que estoy, pero no me ven.
Me agacho y me muevo hacía otra pared, entonces, otra de las chicas me ve. Les diche algo a las demás y viene hacía mi. Me levanto y corro. Esta chica saca un arco y me apunta. "¿Quién usa arcos hoy en día?" me pregunto. Al moverme por las ruinas y ver todo el lugar donde estoy y las casas que hay a mi alrededor me fijo en que, no estoy en hoy en día. Una flecha me da en la espalda. Caigo al suelo. No puedo más, ya hice mucho esfuerzo al levantarme.

Me despierto en una salita extraña. Un hombre me empieza hablar.
- Zagal, ¿Qué hacías en las ruinas?
- ¿Cómo?
- Las ruinas, son un lugar prohibido. No debías de estar ahí. ¿Cómo te llamas?
- ¿Qué?
- Dime tu nombre, he de avisar a tus padres.
- ¿Dónde estoy?
- Élb. Aquí estás, en Élb. ¿Ahora serás tan amable de decirme tu nombre?
- Eh... Me llamo... Mm, no lo sé.
- Ya veo... ¿Y tus padres?
- Thërb y Haff.
- ¿Thërb? Me suena... Bueno, ya localizaré a tus padres. Gracias.
- Una cosa...
- Dime.
- ¿A que año estamos?
- Ai... Talvez te hayas dado un buen golpe, en el 1015, ¿Cuál sino?

El hombre abandona la sala y pasa la mujer que me disparó.
- Chico... Siento haberte dañado el pie. Podrías haberlo esquivado si estubieses en un mejor estado. Bueno, la próxima vez no entres ahí. Por esta vez, pasaré por alto este caso y no informaré a los demás.

La chica sale de la habitación y una flecha se le clava en el corazón. Me muevo. Voy hacía la puerta y veo como no hay nada. Ni chica, ni flecha, ni nada.
Una de las chicas que estaban con la desaparecida salió de una de las salas y me habló:
- ¿Ya estás bien?
- Eh... Sí. ¿Eres...?
- Lena.
- Encanctado.
- ¿Tú?
- No lo sé. No recuerdo absolutamente nada... Pero un hombre me ha dicho que buscará información sobre mí.
- Ah vale, miralo, ahí viene.
El hombre se me acercó por el pasillo diciendome:
- Ya sé quien eres. Tu padre, desapareció... Él era--
Una flecha le atravesó el cuello y continuó hacía nosotros. Me lancé sobre Lena cayendo en el suelo y salvándola del impacto de la flecha.
El hombre cayó al suelo. En la otra punta del pasillo un encapuchado tensaba la cuerda de una ballesta.
Cogí a Lena y la arrastre conmigo hacía la salida. Una vez fuera del alcance del encapuchado nos levantamos y corrimos lejos. Llegamos a un prado muy verde. Y ahí, sobre un árbol, estaba una cabaña hecha con madera muy bien elaborada.

Entramos en ella y decidimos quedarnos ahí:
- Mejor que no nos movamos de aquí - Dijo Lena.
- Sí, mejor que sí.
- Por cierto... ¿Es verdad que no recuerdas nada?
- Sí, lo es. Bueno, no del todo. Recuerdo algo, pero no tiene sentido, seguro que sólo ha sido un sueño.
- ¿Y que crees que has soñado?
- Pues... Recuerdo agua. Miles de burbujas pasando delante de mí y entonces distintas imágenes rápidas, entre ellas, una en la que sale el encapuchado.
- ¿Qué?
- Quien disparó al hombre...
- ¿Al medico? ¿El asesino?
- Eso creo... No conozco nadie más que lleve tales vestimentas.
- ¿Y que más?
- Luego ya recuerdo un teatro.
- Ah... ¿Y nada más?
- Nada más.
- Pues podríamos ir al antiguo teatro para ver si algo de ahí te refresca la memoria...
- ¿Ahora?
- No, tonto... Mañana.
- Como quieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario